Por Julio Alexander Parra Maldonado
Confieso que ya no soy fanático del fútbol, ni de equipo deportivo alguno.

A pesar de ser Mérida una ciudad futbolística, en los últimos 10 años quizás haya presenciado 7 u 8 juegos de fútbol.
Sin embargo, debo reconocer qué un triunfo de esa magnitud en cualquier país sería no solo trascendental por lo deportivo, sino por las emociones que despertaría en toda su población.
Y es que viendo los videos, sintiendo las emociones, escuchando los comentarios, y no solo los deportivos sino también desde otros campos de la sociedad, encuentro qué sigue siendo muy inspirador para la mayoría de la población de los países latinoamericanos, y en general para mucha de la población mundial. Leí que hay cerca de 4 mil millones de seguidores de los mundiales de fútbol en el planeta. Me parece mucho, pero no es descabellada la cifra.
Un triunfo, un logro, una meta alcanzada es un momento de alegría para cualquiera. Yo también celebro mis avances.
Felicitaciones a ese equipo nacional de fútbol argentino, sus jugadores, su técnico, el personal de preparación física y mental, los aguateros, quienes se encargan de las compras, logística, la alimentación, el descanso, la seguridad (nada fácil con jugadores que tienen los seguidores de Messi y compañía), el manejo administrativo. En fin esa súper selección de trabajadores para alcanzar un campeonato de este nivel, el mayor del mundo en selecciones nacionales.
Mis respetos también para la seleccion francesa que dió lección de competitividad y gallardía; anotar tres goles en una final del mundial, e igualar por más de 120 minutos al nuevo campeón mundial no es poca cosa. Dicen que fue de los mejores juegos de la historia contemporánea del futbol.
Dos países, seis continentes (en la Antártida hay misión argentina también), vibraron por esas horas. Es maravilloso que nos podamos poner de acuerdo en normas y cumplirlas. Esa es la grandeza de la humanidad, poder entre tantos y a pesar de las diferencias lograr acuerdos y cumplirlos.
Les dejo un vídeo de un latinoamericano que vivió la final en Buenos Aires y traduce todo ese torrente de emociones para el mundo. Muy emocionante relato y excelente selección de imágenes.
¡Felicidades Argentina y Francia!
¡Felicidades seguidores del futbol!
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